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Francia y España

Imaginemos, por un momento, que, en el futuro, la Unión Europea decidiera dar el paso de convertirse en un auténtico y único país. Llegado el momento, sería necesario subdividir el territorio en unidades administrativas más pequeñas, cada una de ellas con una capital y con un administrador supeditado al jefe del gobierno comunitario. Llamaremos estados a estas divisiones, como una analogía a los EEUU.


Podemos seguir con nuestro ejercicio mental considerando que las fronteras de los nuevos estados no tendrían que coincidir necesariamente con las de los antiguos países. También podríamos atrevernos a suponer que los políticos no siempre defienden los intereses de la mayoría de sus representados, por lo que un buen día podríamos encontrarnos con que lo que una vez fue España se halla ligado a lo que una vez fue Francia en uno de los susodichos estados. Los motivos alegados para hacer esto serían la proximidad geográfica y la historia en común que siempre han tenido estos países, pues al fin y al cabo los Borbones que han reinado aquí tantos años provenían de allí. El nombre elegido sería el original "Francia y España", la capital por convenio se establecería en París, y habría dos gentilicios, franceses y españoles.


Hasta aquí todo parecería ir bien, sobre todo si el que lo juzga es un sueco o finlandés. Sin embargo, es lógico suponer que a la mayoría de los españoles no nos iba a hacer ninguna gracia esta nueva situación. Por ello, seguramente, nos echaríamos a las calles con pancartas en manifestaciones multitudinarias, y haríamos todo el ruido mediático posible.


Después de todo este follón, los políticos se acabarían dando cuenta de que la historia en común y las similitudes entre ambos pueblos que ellos creyeron ver no se plasmaban en la realidad. Lejos de desistir en su propósito, lo más probable es que decidieran parchear el error tratando de falsear los datos. Para ello, crearían una asociación que llamarían, por ejemplo "Fundación Bayona", desde la que tratarían de manipular los libros de texto para convencer a los chavales de que Francia y España tienen puntos en común incluso desde la época prehistórica.



Al mismo tiempo, en los demás lugares de Europa empezarían a olvidarse de España, ya que el nombre elegido para denominarnos a ambas unidas es demasiado largo, y comenzarían a conocer al conjunto simplemente como Francia. A sus habitantes al principio nos llamarían francesespañoles, pero como es largo y engorroso rápidamente abreviarían directamente a franceses.


Pero ahí no acabarían todos los menosprecios, ni mucho menos. La peor parte vendría en economía, pues las inversiones europeas tendrían siempre como último destinatario la parte francesa del estado. De esta forma, la zona española pasaría de ser una de las cinco más desarrolladas de la antigua unión a desertizarse y empobrecerse hasta el punto de acabar a la cola del conjunto global.


Todo degeneraría a una velocidad de vértigo. España pasaría a ser la zona sureña de Francia, y comenzarían a surgir cosas extrañas como ferias de la tortilla de patata francesa, alusiones a los vinos franceses de Rioja, visitas guiadas al museo francés del Prado y a la catedral francesa de Burgos...


Así transcurrirían más de veinte años y la situación se haría cada vez más insostenible. Entre el ahogo económico y el desprecio cultural a los españoles se nos hincharían los huevos de una forma tremenda. Como a cabezones no hay quien nos gane, volveríamos a salir a la calle con pancartas con la esperanza de que alguien nos echara una mano para recuperar aunque sea un poco de dignidad, porque seríamos europeos, pero por encima de todo seríamos españoles.


Afortunadamente, todo esto no era más que una suposición, castillos en el aire, algo que no tiene nada que ver con la realidad... ¿O sí?



PD.- Gracias a mi amiga y fiel lectora Ruth que me envió un correo con la idea principal y la mayoría de la información que aquí figuran. También es de rigor acordarse de la desconocida persona a la que se le ocurrió originalmente la analogía. Espero que algún día todos podamos ver una auténtica autonomía leonesa conformada por las provincias de León, Zamora y Salamanca, pero mientras tanto me conformaré con que alguna vez se acuerden de nosotros. A todos los que luchan por eso va dedicado este post.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La mayoría de información dice, por no decir toda no? Que lo que has hecho es adornarla un poco xD
Bueno he de decir que te ha quedado muy bien ^^

Ale, no me puedo creer que esté diciendo algo bueno :P

Nacho Amigo dijo...

Yo tampoco me lo puedo creer :P

Y sí, la mayoría, que los mapas y los links son cosa mía.

Anónimo dijo...

"Y sí, la mayoría, que los mapas y los links son cosa mía."

Ahí sí que te has lucido xDDDDDDDDDD

uooooooo, hay 2 mapas y 7 links, menuda currada!!

Nacho Amigo dijo...

La narración también es mía, aunque la idea original no lo fuera.

Anónimo dijo...

Solo la adornaste un poco, no seas embustero