Siempre he considerado que la lotería tiene algo mágico, la capacidad para cambiar la estrella de una persona en apenas un minuto y generar esa pequeña esperanza que toda persona que haya jugado alguna vez ha sentido por lo menos durante unos segundos. La lotería, tanto la de Navidad como la del Niño, convierte estas fechas en una temporada ilusionante para mucha gente afortunada.
Sin embargo, existen ocasiones en las que el espíritu de la lotería es traicionado por la diosa Fortuna señalando a un ganador que ni lo necesita ni lo merece. Es el caso de Carlos Fabra, el casual poseedor de diez décimos del Gordo del Sorteo del Niño con los que ha ganado, aproximadamente, dos millones de euros.
Es curiosa la historia del tal Fabra, miembro del PP de la Comunidad Valenciana, y presidente de la Diputación de Castellón durante cuatro legislaturas seguidas. Por si su cargo político fuera poco lucrativo, se ha labrado un plan de pensiones a base de evasión fiscal y tráfico de influencias, delitos por los que está siendo procesado. Extrañamente, comenzó su cuarta legislatura en julio pasado, cuando ya estaba bajo investigación judicial desde antes de las elecciones.
Ante todo esto yo me pregunto varias cosas. En primer lugar, ¿qué tipo de votantes hay en Castellón que son capaces de apoyar a una persona procesada por estar robándoles a todos y cada uno de ellos? ¿qué tipo de oposición se presentó para no ser capaz de ganar a una persona así en las urnas? ¿qué probabilidades hay de que una persona procesada por evasión fiscal se encuentre de golpe con dos millones de euros en premios de la lotería? ¿qué probabilidades hay de que los décimos del Gordo hayan sido adquiridos por el señor Fabra después del sorteo para blanquear lo que ha estafado a la sociedad castellonense?
Las respuestas son evidentes e indignantes para todo aquel que quiera ver más allá de las apariencias. Por si queda alguna duda, os dejo una foto del sujeto en cuestión que debería despejarlas todas.
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