El Adiós de Edmund Hillary

Hace casi 55 años, dos hombres, un neozelandés y un sherpa, llegaron más alto que ninguna otra persona antes. Hablo, por supuesto, de Edmund Hillary y de Tenzing Norgay, los dos primeros hombres que alcanzaron la cima del Everest.

Os hablo de todo esto porque Hillary, nacido en 1919, falleció ayer de un ataque al corazón después de tener una vida admirable. Tras una infancia rodeada de libros en Nueva Zelanda, fue reclutado para luchar en la Segunda Guerra Civil como miembro de la aviación de su país. Años después, en 1951, empujado por su pasión por el alpinismo, intentó por primera vez el asalto al Everest, pero fracasó. Ya en 1953 se unió a una expedición británica que perseguía el techo del mundo, y logró finalmente su objetivo, entrando así en la historia.

Con el paso del tiempo, se unió a muchas otras expediciones para alcanzar otras cumbres del Himalaya, e, incluso, llegó a atravesar el Polo Sur en un viaje organizado por la Commonwealth. Además, dedicó buena parte de su vida a luchar por los derechos del pueblo sherpa de Nepal, con una fundación en la que invirtió buena parte de sus fuerzas.

Pero no todo fue bueno para él, pues en 1975 un accidente de aviación les costó la vida a su esposa y a su hija, aunque afortunadamente su hijo no compartió su destino. Más tarde, en 1989, se volvió a casar con la viuda de un antiguo amigo.

Ahora, a los 88 años, nos ha dejado una persona con una fuerza de voluntad y una integridad envidiables. Que descanse en paz.