Durante muchísimos años, el ajedrez fue un deporte dominado estrictamente por jugadores soviéticos. Los rusos hacían de sus victorias un motivo de orgullo nacional, un nuevo logro en la Guerra Fría que los enfrentó con los americanos durante gran parte del año. Pero todo cambió en 1972.
Ese año, la final del campeonato del mundo se celebraba en Reykjavik, Islandia, y enfrentaba a los dos mejores jugadores, uno americano, Bobby Fischer, y otro ruso, Boris Spassky. Rápidamente, aquel enfrentamiento se popularizó tremendamente por las connotaciones políticas que tendría la victoria de uno o del otro, y pasó a ser denominado "El Match del Siglo". Después de un inicio dubitativo que le llevó a perder algunas partidas, se rehizo y comenzó a remontar hasta terminar proclamándose campeón.
Nadie sabe qué fue lo que llevó al joven y prometedor Bobby Fischer a la crisis que le acometió después de la victoria, pero el Gran Maestro norteamericano extremizó su excentricidad innata y se negó a volver a competir. Cuando la Federación Internacional de Ajedrez lo citó para defender su título contra Anatoly Karpov en 1975, Ficher planteó tales exigencias a la organización que decidieron descalificarlo por incomparecencia.
A partir de ese momento, Bobby Ficher desapareció de la vida pública hasta 1992, cuando aceptó participar en un torneo de exhibición en la antigua Yugoslavia contra el entonces nacionalizado francés Boris Spassky, con idéntico resultado que en su primer enfrentamiento. Aquella victoria le reportó un premio de tres millones de dólares, pero, debido a que en aquel momento existía un bloqueo norteamericano sobre el país balcánico, fue considerado culpable de alta traición y añadido a las listas de personajes buscados por el FBI y la CIA. Entonces, volvió a desaparecer.
Nadie volvió a saber nada de él hasta 2004, cuando fue detenido en Japón mientras intentaba tomar un avión hacia Filipinas. Permaneció en el país asiático retenido durante los trámites de extradición que trató de realizar Estados Unidos, pero el gobierno islandés se adelantó, concediéndole la nacionalidad y logrando que pudiera exiliarse en la isla norteña. Antes de su viaje, escupió varios insultos contra George W. Bush y el primer ministro japonés, acusándolos de criminales entre otras cosas.
Una vez en Islandia, Bobby Fischer fue diagnosticado como un enfermo psiquiátrico, ya que padecía fuertes paranoias, pero allí no consideraron que su vida corriera peligro. Sin embargo, pese a que las circunstancias aún no se han aclarado, el Gran Maestro ha fallecido esta mañana.
Aunque su excentricidad, casi locura, era evidente, nadie pudo jamás igualar su genialidad frente a un tablero, y cualquier persona que sepa mover las piezas sobre los escaques ha sabido admirar su talento en algún momento determinado. Sirva este post a modo de homenaje al más grande jugador de ajedrez de todos los tiempos.
El Último Jaque Mate de Bobby Fischer
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