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Jornada de Reflexión

El momento ha llegado. Después de dos semanas de intensa (y a veces cargante) campaña electoral, los partidos se retiran, los focos se apagan, y las especulaciones llegan a su punto álgido. Es la jornada de reflexión, así mal llamada pues a día de hoy ya casi todo el mundo tiene decidido su voto.

Este mismo día la legislatura pasada hubo manifestaciones multitudinarias por todo el territorio español. Yo estuve en una de ellas, protestando contra un gobierno que nos había mentido a sabiendas de lo que había. Ese gobierno estaba dirigido por una persona que afortunadamente ya no forma parte de la vida política de nuestro país, pero también integraba a mucha gente que mañana concurre a las elecciones para intentar ganar una confianza que ya traicionaron miserablemente en aquella ocasión.

Porque sí, dirigir un país requiere muchísimas capacidades que probablemente un lego en la materia como yo no es capaz siquiera de intuir, pero la más importante de todas es la sinceridad para merecer la confianza que más de cuarenta millones de personas depositan en ti. Ese voto sagrado de entrega al pueblo para servirlo por encima de tus intereses personales, aquél que hizo grande a Adolfo Suárez en su dimisión, y aquél que yo estoy dispuesto a exigir hasta las últimas consecuencias para cualquiera que se considere digno de gobernarme, fue el que rompió el PP hace cuatro años. Y no nos engañemos, aquellas personas siguen siendo las mismas, siguen creyendo en que lo que hicieron estaba bien, y lo que es peor todavía, volverían a hacerlo.

Por si esto fuera poco, estos cuatro años transcurridos no sólo no han borrado las huellas de su delito, sino que las han hecho aún más profundas. Todos recordamos cómo ha habido momentos durante esta legislatura en la que el gobierno y, por ende, el pueblo español, han necesitado de sus servicios, y, sobre todo, de su apoyo, pero ellos se lo han negado. Tamaña deslealtad con las personas de bien que sólo desean vivir sus vidas felizmente y en paz no merece ni un sólo voto, porque no sólo no han actuado para favorecer eso, sino que han puesto todas las zancadillas posibles para que otros no lograran una victoria donde ellos fracasaron anteriormente.

Esa misma gente tiene la desfachatez de buscar la abstención, cuando todo partido político que se precie de democrático debería desear siempre una participación lo más alta posible. No por interés, sino por respeto a todas las personas que murieron por conseguir para nosotros el derecho a decidir nuestras vidas con un voto. Quien pretende que renunciemos a nuestra prerrogativa de ciudadanos lo único que quiere es imponer su criterio, destruir lo más sagrado de nuestra sociedad, acallar la voluntad del pueblo.

Irónicamente, esos mismos hombres y mujeres son los que se llenan la boca con palabras como "libertad", "igualdad", "democracia" y "constitución". Las repiten una y otra vez con la esperanza de que alguien llegue a creerse que fueron invención suya, que lucharon más que nadie por dotarlas de verdadero significado, cuando la realidad es justamente lo contrario. Aún en la actualidad defienden la implicación de la religión católica en la vida política, otorgándole una posición de poder que no es compatible con los ideales democráticos. También abogan por la discriminación y expulsión de los inmigrantes con un ahínco que sólo puede explicarse mediante cierta clase de xenofobia interesada. Pretenden unos servicios privados donde otros proponen mejorar los públicos existentes de forma que todos podamos optar a su uso independientemente de nuestra capacidad para sufragar sus gastos. Y por último justifican guerras santas en honor del dios del dinero y del petróleo, aunque ello implique violar la voluntad del pueblo.

Por eso hoy hago lo que en otra circunstancia no me atrevería a hacer. Quiero pediros que hagáis examen de conciencia, que penséis intensamente qué futuro deseáis, que miréis por vuestro futuro y el nuestro, que reflexionéis.

Y, por encima de todas las cosas, quiero que votéis.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Este mismo día el año pasado hubo manifestaciones multitudinarias por todo el territorio español. Yo estuve en una de ellas, protestando contra un gobierno que nos había mentido a sabiendas de lo que había. Ese gobierno estaba dirigido por una persona que afortunadamente ya no forma parte de la vida política de nuestro país, pero también integraba a mucha gente que mañana concurre a las elecciones para intentar ganar una confianza que ya traicionaron miserablemente en aquella ocasión."

Este mismo día el año pasado gobernaba el mismo que lo hace hoy.

Consejo: Revisa los post para no cometer estos errores

Nacho Amigo dijo...

Lo hice, pero se me pasó totalmente. Ahora lo corrijo.