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La Decisión de Rajoy

En algunas ocasiones una persona debe enfrentarse a una disyuntiva en la que las dos opciones parecen poco recomendables. Cuando esto ocurre, la reacción normal es elegir el camino más fácil, aunque a priori no sea el menos malo de los dos. Esto es lo que ha hecho Mariano Rajoy cuando ha decidido intentar seguir al frente del Partido Popular los próximos cuatro años.

El otro día sugería que lo más normal era que una persona que había perdido dos elecciones seguidas dimitiera, pero que en este caso no era algo tan sencillo. Cuando el líder de un gran partido político renuncia a su puesto, lo recomendable es que lo sustituya alguien conocido, que sea carismático y que además tenga acceso al Congreso de los Diputados. El problema llega cuando no hay nadie que cumpla esos requisitos y suponga una verdadera renovación.

El PSOE se encontró en esa misma situación tras perder los comicios del año 2000. En aquella ocasión, en el congreso de los socialistas, salió elegida una persona que representaba realmente un cambio, tenía un escaño en el Congreso, pero no era conocido en los grandes círculos. Fue una apuesta arriesgada, pero les salió bien y ahora ese hombre acaba de ganar sus segundas elecciones consecutivas. Eligieron sabiamente.


Sin embargo, en el caso del PP las cosas parecen más complicadas. Por un lado están los candidatos más atractivos, que son Gallardón y Esperanza Aguirre, aunque ninguno de los dos tiene asiento en el Congreso (eso sí, el primero por una cacicada de la segunda) y ese es un obstáculo muy grande cuando se tiene que liderar a la oposición. Por el otro están los viejos conocidos, Zaplana, Acebes, Pizarro y alguno más, todos ellos tan culpables o más que el propio Rajoy de la derrota de las pasadas elecciones. En cuanto al hecho de que surja un Zapatero, éste es aún menos probable de lo que era en el caso de los socialistas, ya que los populares son por definición más reacios a las innovaciones. Y también, no nos olvidemos, está la sombra de Aznar, que es alargada y marca muchas tendencias dentro del partido.

Por todo esto parece que Rajoy ha decidido finalmente seguir comandando la nave, aunque aún no se ha expresado en el sentido de si piensa hacerlo acompañado de sus actuales lugartenientes o es su intención hacer una pequeña limpieza de ideas y de nombres. En cualquiera de los dos casos, la elección es la más sencilla, pero, como dije al empezar el artículo, no creo que sea la mejor. Esto es así porque el riesgo de concurrir a unas terceras elecciones con el mismo candidato y perderlas otra vez es enorme, ya que dejaría a los populares totalmente hundidos. Y no es que esto me parezca mal, la verdad, pero supongo que a los que pertenecen al partido no les debe hacer ninguna gracia.

De momento sólo cabe esperar a ver cómo se desarrollan los futuros acontecimientos. Mientras tanto, supongo que los peperos se consolarán con que afortunadamente medio país no es una basura y un horror y mediante rezos a Dios para que Zapatero encuentre el camino correcto.

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